El lince ibérico
El lince
ibérico ha pasado de ser una especie próspera en nuestro país a estar en
peligro de extinción: había más de 5000 ejemplares hace 50 años. En el año 2005
solo había 150 linces en todo el mundo (concentrados únicamente en Sierra Morena
y Doñana, España). El año 2009
ha supuesto el primer repunte de este animal.
Es un
animal de tamaño medio (80-110cm de longitud, 50-70cm de altura) y un peso de
unos 12 kg
para las hembras y 20 kg
para los machos. Tiene las extremidades largas, pelaje moteado, cola corta
(12cm) pies con cuatro dedos, garras retráctiles. Destacan sus grandes ojos
verdosos, largas patillas a ambos lados de la cabeza y orejas puntiagudas
terminadas en pinceles. Sobre la función
biológica que cumplen estos pinceles hay diversidad de opiniones: que sirven
para incrementar su audición, que rompen la silueta del animal favoreciendo su
mimetismo e incluso para espantar a los insectos, ya que carecen de una cola
larga (que sí tienen otros felinos).
La capacidad visual del lince ibérico
es ampliamente conocida, es muy habitual utilizar la expresión “tener vista de
lince”. De hecho, su nombre común esta relacionado con un personaje de la
mitología griega llamado linceo del que se decía que tenía una vista
excepcional y era capaz de ver incluso a través de los objetos. El lince
ibérico es capaz de distinguir a sus presas a grandes distancias. El biólogo
alemán Lindeman comprobó a través de un experimento que los linces ibéricos son
capaces de ver un ratón a 75
metros de distancia, un conejo a 300 metros y un corzo a 500 metros.
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